Vivíamos en un pueblo, así que generalmente las casas no superaban los dos pisos y se presumía de patio y jardín, tener a la perra no fue ningún problema, se adapto rápidamente con nosotros su nueva familia ala que le dedicaba mucha atención tanta que el perrito que teníamos que por cierto se llama "peluso" estaba muerto de celos. Aunque pretendíamos dedicarles la misma atención la novedad era ella la perra cariñosa y juguetona, si soltábamos a la perra probablemente acabaría haciendo hotdog al viejo "peluso".
Al cabo de dos semanas desgraciadamente comprobamos que sí, la perrita estaba enferma, su cabeza presenta una calvicie extraña nos percatamos inmediatamente de que se rascaba mucho la cabeza, en mi país no es usual llevar a los perros al veterinario, si esta enfermo, seguramente termine en un descampado o en la carretera mas cercana al km de la ciudad, no se si es por cuestiones económicas, por cultura o simplemente por que no tienen el mas mínimo sentimiento por los animales, han de pensar que la vida de un animal es menos importante que la de un humano... La cuestión es que aún reconociendo que no teníamos inconvenientes en llevarla, no lo hicimos, y lo digo con mucha verguenza porque debía haber exigió a mis padres la responsabilidad de atenderla. Bueno a lo que iba, Nela mi perra empeoró con el paso de los días, estaba triste y no quería comer nada, le hacíamos de comer unos platos riquísimos incluso le servíamos carne, para abrir su apetito, pero nada! apenas comía.
La perra cada día estaba mas delgada, mi padre entre chistes la llamaba "la guitarra" porque se le notaban las costillas. Decidimos hacer de "veterinarios" le pusimos una pasta que erradicaba enfermedades de ese tipo, y dio resultados, pero adivinen que? Ella tenía algo más, su flaqueza se debía a que semanas posteriores estuvo mordiendo una puñetera bomba de fumigar y eso intoxicó su cuerpo gravemente.
Sin fuerzas, ni ganas de comer, le suministrábamos medicamento, incluso llegamos a vacunarla aunque suene absurdo teníamos esperanzas de que se recuperase, para colmo mis padres esos días estuvieron de viaje en la capital a comprar un vehículo, La responsabilidad de la perra, la casa y mi hermana fue un autenticó marrón. Cuando me despertaba lo primero que hacía era ver a Nela con esperanzas de verla mejor, pero me equivocaba, aquel sábado, estuve seguro que mi perra estaba dando sus últimos alientos de vida, no sabía que hacer, le di una pastilla para la infección, pero nada.
aveces se levantaba miraba a su alrededor y temblaban sus piernas hasta que caía, recuerdo esto con mucha pena y dolor quiero aclararlo, después de comer fui a verla a la terraza, lo que paso después me dejo muy triste y estupefacto, increíblemente mi perra no estaba donde la acomode, pensé que se había ido al cielo de los perros pero no, sino todo lo contrario, se había caído de la terraza al otro lado de la casa en un viejo lote sin construir, fui corriendo en zapatillas, con el corazón en la garganta a ver a mi perra que aún seguía viva por increíble que parezca, entre matorrales y espinas llegue hasta ella, quise cogerla pero para mi sorpresa me ladro y quiso morderme luego la llamé y me reconoció la cogí, y entre mis brazos temblando, suspiro muy fuerte a la vez que se estiraba, me miró y su corazón paro de latir, la tristeza y la impotencia me invado de tal manera que no pude contenerme y termine llorando como cuando vez el final del titatic y Jack muere, sientes un dolor hondo en el pecho y te hechas a llorar, era la primera vez que se me moría un animal, aparte de un pez que tuve de pequeño, no tuve la menor idea de que hacer, así que llamé a mi padres, me dijeron que debía cavar un hueco lo suficientemente hondo como para que no lo sacara otro perro, y así lo hice, estuve mas de media hora haciendo el hueco, mientras asimilaba lo que estaba viviendo, no puedo describir el sentimiento de culpa que tuve al pensar que podía haber hecho algo.
Como había dejado el cuerpo de mi perra donde lo encontré fui a buscarlo, pero por asombroso y extraño que parezca, la perra ya no estaba, no quedaba absolutamente nada de ella. Confundido pregunte a los vecinos y ninguno sabía nada, no me explicaba como pudo haber pasado, a las dos de la tarde no circulaba mucha gente por mi zona, además todos nos conocemos en el barrio, que pudo haber pasado, la busque por todas partes, hice de detective, busque signos de arrastre, con la excusa de que se lo llevo otro perro, pero nada, espere tres días para cerrar el hueco, pero no hubo ninguna novedad mi perra desapareció sin dejar absolutamente rastro de ella.
Espero que les haya gustado mi anécdota aunque un poco triste, es muy real, me pasó a mi y quería compartirla con más gente, al día de hoy sigo sin saber nada de ella. Espero que comenten y me cuenten que les pareció, por cierto mi nombre es Leonardo y espero su apoyo, en los proximos posts.
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